“Carmen” es la novela del escritor francés Prosper Merimée (1803-1870), novelista hispanófilo, más romántico por sus temas que por su estilo, sereno y objetivo. “Carmen” es la historia de una mujer que desata la pasión y el deseo imposible e irrefrenable de posesión en un hombre que sufre y la hace sufrir por los celos que le ocasionan las infidelidades de esta mujer, hasta que ella, obstinada, lo rechaza para siempre y él en un arrebato de desesperación la mata.
Georges Bizet (1838-1875), músico francés y universal como pocos, se encuentra bien pronto inspirado y trabajando en dos motivos españoles: uno es Don Rodrigo, inspirado en la vida del Cid, que quedó inconcluso y el otro es Carmen, basada en la novela de Merimée. Compone la ópera y se estrena en Francia en 1875, siendo recibida con desdeñosa frialdad y ruidosas protestas y, sólo tres meses después, el mismo día que obtiene sus treinta y tres representaciones, Bizet fallece. La noticia conmovió a la opinión filarmónica francesa, produciéndoles remordimientos por aquel descorazonador trato con que venía recibiéndose su obra.
Carlos Saura (nacido en 1932) conocido Director cinematográfico español, en su nutrida producción, tiene una versión de “Carmen” inspirada en la novela y en la ópera de Merimée y Bizet respectivamente, la cual por cierto obtuvo el año de su salida varias nominaciones al Oscar entre ellas como mejor película extranjera. También obtuvo nominaciones al Globo de Oro y al César francés. Son sus protagonistas Laura del Sol y Antonio Gades.
En “Carmen” de Carlos Saura se intercalan, uniéndose progresivamente, la trama de la novela, el flamenco y la vida real de los protagonistas. Característico de Carlos Saura: director audaz e inteligente, quien en la temática de sus producciones fílmicas el subconsciente y la realidad se superponen sucesivamente, justificando una serie de visiones surrealistas de gran belleza plástica.
No se trata sólo de una adaptación cinematográfica de la novela y la música original de Carmen; este director crea un nuevo enfoque bastante personal, como es su estilo. Saura, lo enfoca así: un espléndido bailarín de flamenco que ve declinar los años de su vida y su arte, está obsesionado con la novela y la ópera “Carmen”, desea interpretarla con su baile y no ha encontrado la compañera. Al fin la consigue y, su obsesión radica en que él desea vivir en carne propia la trama de la novela.
Escoge para representar a “Carmen” a una joven con ese mismo nombre, la enseña a bailar y la prepara sin palabras, para llevar a cabo los dictados de su obsesión. Despierta en ella lo que desde hace mucho tiempo él acaricia con su pensamiento. Carmen y Antonio se van compenetrando de una manera tal con el baile y la representación de la obra, que sus vidas pasan a ser la fiel imagen de lo que ellos protagonizan. Abunda de manera exquisita la sensualidad, el misterio, las miradas, el erotismo y la pasión.
Es la altivez de una mujer que aprende a mirar fijo y siente sin hablar. La pasión va en aumento y el arte de Saura radica en plantear una continua confusión, que progresivamente crece, entre la representación y sus propias vidas. Aparecen los celos en Antonio. La cela de su esposo, la encuentra luego con otro.
Al final, en la última escena, “Carmen” no hace caso de los celos de Antonio, discuten, ella lo rechaza, desea deshacerse de él, quien desesperado, la mata. Pero, supuestamente debe matarla en la obra, no se observa sangre, nadie a su alrededor se inmuta, sin embargo se intuye que la mata también en la vida real. De ser así, el protagonista decide anticipada y premeditadamente su muerte.