LA REVOLUCIONARIA

Por Lida Prypchan

¿Cómo puede ser una mujer una revolucionaria consciente en el mundo de hoy? Primero tiene que dar un paso al frente y encarar sus miedos. La revolucionaria se compromete con un valor que ella cree que humanizará al mundo y luego actúa para personificar ese valor. Esto exige una postura firme y una lucha para defenderlo.

El mayor peligro de la revolucionaria es sucumbir a un engreimiento egoísta que degenere en terrorismo o en inflexibilidad, dos caras de la misma moneda.

La asertividad de la revolucionaria exige una acción que es honesta y centrada en lo espiritual. Requiere dedicación a su causa y la voluntad de renunciar a los deseos egoístas, hacer los sacrificios necesarios, morir en un cierto tipo de vida y renacer en una nueva identidad.

La revolucionaria puede utilizar la energía de “la loca” de manera constructiva produciendo un caos creativo del cual puede nacer un nuevo vástago. Al luchar contra los sistemas represivos sociales que reducen el espíritu femenino, puede remover la tierra negra en la cual ellos germinan para sustraerlos y sembrar, y hacer nacer y crecer allí nuevas ideas y alternativas de vida.

La revolucionaria puede “re-escribir” las rígidas reglas del patriarcado que busca poder en la perfección y la victoria, y conscientemente dar a luz unas guías más flexibles para el cambio, el descubrimiento y la exploración y así añadir una visión femenina.

En la novela “El rebelde” su autor Albert Camus destaca que, cuando sobreviene el resentimiento, el rebelde corre el riesgo de convertirse en un homicida nihilista: “todos llevamos por dentro nuestros sitios de exilio, nuestros crímenes y nuestros saqueos”. Pero nuestra tarea no es soltárselos al mundo.

Nuestra tarea es combatirlos dentro de nosotros mismos y en los demás.”  Si el aspecto revolucionario de la “la loca” se sale de control puede emerger la terrorista destructiva. Siempre que comienzan a dominar los intereses del ego, la energía de “la loca” puede destruir y barrer todo, porque todo lo reduce a sus propios fines, incluso la causa en que una vez creyó.

Otra forma en que la energía de “la loca” puede degenerar es por medio de una excitación maníaca por una causa revolucionaria sin la disciplina apropiada o sin un plan de acción efectivo. Elevarse en el romanticismo de una causa puede llevarla a sentirse perdida y confundida en el caos de la excitación.

Aún cuando la causa sea importante y el entusiasmo positivo, si no se desarrolla la disciplina y el conocimiento para el logro de los objetivos, ésta podría convertirse en un cinismo amargo porque no obtendría resultados beneficiosos.

Un resentimiento con lo colectivo, con lo cual uno no puede competir, puede minar todo trabajo hacia las metas y alimentar al bandido y no a la revolucionaria. La revolucionaria consciente que defiende lo que es y no le permite a nadie que viole su integridad, puede transformar su energía de “loca” en lucha por los derechos humanos y la libertad.

Referencias Bibliográficas

  • Leonard L. La Locura Femenina: Un Reto Interior para el Espíritu Femenino. Centro de Estudios Junguianos. Caracas. 1999.
  • Camus A. The Rebel. Trns. Anthony Bower. New York. 1956.