COMPLEJO DE EDIPO Y NEUROSIS “CONÓCETE A TI MISMO”

Por Lida Prypchan
En 1897 Freud inicia lo que se puede denominar el acto más heroico de su vida: el psicoanálisis de su propio inconsciente. El aforismo griego “Conócete a ti mismo” inscrito en templo de Apolo en Delfos inspiró, desde tiempos antiguos, a filósofos y pensadores a tratar de perseguir esta meta, pero sus respectivas resistencias interiores no permitió a ninguno de ellos alcanzarla tan cabalmente como lo hizo Freud.

El inconsciente, sobre cuya existencia ya se había especulado, permanecía oscuro, prácticamente inalcanzable. Las palabras de Heráclito mantenían su vigencia: “el alma del hombre es un país lejano, al que no es posible aproximarse y que no podemos explorar”. No es posible conocer el alma repentinamente; se trata de una lenta y paulatina intuición.

Freud vislumbra la necesidad de autoanalizarse para poder proseguir con sus investigaciones. Durante tres o cuatro años su sufrimiento neurótico aumenta, pero al final logra más serenidad y estabilidad, lo cual le hace sentirse libre para continuar su investigación con ánimo imperturbable.

Íntimamente relacionados con su propio análisis, surgen dos tipos de investigación: la interpretación de los sueños y el estudio de la sexualidad infantil.

A medida que Freud avanza en sus investigaciones empieza a reconocer, a través de sí mismo, la base de la existencia de la sexualidad infantil. Cree descubrir que de niño sintió un amor excesivo hacia su madre y celos por su padre. Su conocimiento de la literatura griega le hace recordar inmediatamente la tragedia de Edipo Rey, que interpreta como innegable afirmación de su tesis.

Edipo – hijo de Layo rey de Tebas y de su esposa Yocasta – es el protagonista de esta leyenda griega, en la cual él mata a su padre – sin saber que es su padre -, y se casa con su madre – sin saber que es su madre-, tiene dos hijos con ella y, al enterarse que se casó con su madre, se arranca los ojos. Para Freud, el acto de arrancarse los ojos representa la expiación de la culpa por parte de Edipo.

En el contexto del análisis freudiano, entre los tres y los seis años se vive – inclusive en las personas anormales – la fase edípica. Esta fase se caracteriza por experimentar un excesivo amor hacia la madre y celos hacia padre; estos celos son parte de una confusión, ya que en realidad la persona admira y ama a su padre, pero lo observa con celos, como un rival.

Este complejo edípico se soluciona a través del acercamiento del padre y el hijo a fin de establecer y desarrollar una mayor comunicación e identificación del niño con su padre. Por medio de este acercamiento, el niño asimila la imagen y la conducta de su progenitor, resolviendo así su conflicto.

Según Freud, todas las personas – sin excepción – pasan por esta fase y arrastran ciertas reminiscencias del complejo de Edipo hasta la vida adulta. Pero en la medida en que pueda o no resolver este complejo, el individuo se encontrará más o menos cercano al ser normal o al neurótico.

El complejo de Edipo se debe reprimir. Pero mientras una persona normal necesita hacer pocos esfuerzos para resolver este conflicto, un individuo afectado se verá forzado a desplegar la mayor parte de su energía para luchar contra él.

Freud consideraba que el complejo de Edipo constituía la base de la neurosis y la causa de gran parte de la ansiedad inconsciente de culpabilidad. Se explicaría de la siguiente manera: el niño se siente culpable de albergar sentimientos contradictorios y destructivos hacia su padre, lo cual se acentúa ya que el niño lo admira y lo ama;  en su mente él teme que en represalia, al enterarse de sus sentimientos, el padre decida castrarlo.

El niño siente, por ende, gran angustia de ser descubierto y castrado, así como de perder a su madre y el cariño y la atención de su padre. Este conflicto puede encontrar solución, dependiendo de la relación que el niño llegue a establecer con el padre; es decir, si se logra un acercamiento padre-hijo, el niño irá resolviendo esta pugna interna.

En el caso de subsistir las disensiones familiares, el niño podría refugiarse más aún en la figura materna y continuar alejándose de la figura paterna, con lo que el referido conflicto en el niño seguiría latente. Es muy importante, en esta fase, la figura paterna para el niño ya que hasta ese momento él posee solamente una conciencia primitiva: hace lo que está bien sólo por temor “al castigo proveniente del exterior”.

Así al identificarse con su progenitor el niño imita, asimila y absorbe la conducta, las normas y las prohibiciones del padre formándose de esta manera su propia conciencia. Así pues, Freud se percataba que muchas de las dificultades en el proceso del desarrollo de un niño, en una fase inicial, podían ser determinantes de la solución posterior del complejo de Edipo.

El logro de la solución adecuada del complejo de Edipo dependería de diversos factores. Es importante la formación innata del niño. Las reacciones extremas ante el comportamiento del niño durante esta fase suelen causar trastornos. Los padres excesivamente punitivos o indulgentes con los sentimientos de sus hijos no les ayudan en la solución de sus problemas emocionales.

No se pueden establecer leyes estrictas en la forma de tratar a los niños en esta época de su desarrollo.

FRANCES, UNA MUJER APASIONADA

Por Lida Prypchan

Frances, una mujer apasionada” es una excelente película desde todos los puntos de vista, dirigida por Graeme Clifford, que trata sobre la trágica vida de la actriz de Hollywood, Frances Farmer, quien es magníficamente protagonizada por Jessica Lange.

La vida de esta actriz, aunque deprimente y conmovedora, deja un valioso mensaje personal, familiar y social que sería muy interesante analizar. Pero antes de hacerlo, quisiera comentar brevemente algo: el título en español. Este me pareció inadecuado, ya que no expresa el profundo contenido psicológico y social que transmite esta obra cinematográfica.

La trama se desarrolla en los Estados Unidos, parte en Seattle, parte en Hollywood y parte en Washington; sucede hacia el año de 1940 aproximadamente. Frances Farmer: una mujer bella, de poderoso atractivo personal, inquieta, impulsiva, ingenua y rebelde, espontánea e inteligente; es la única hija de un hombre bonachón, permisivo, pero apático y de una mujer impositiva, de espíritu perverso y mentalmente perturbada. Su progenitora es una actriz frustrada a quien la consciencia de ser una perfecta desconocida – condición que ella odia  – la lleva a proyectarse en su hija como actriz colaborando de manera significativa en su destrucción vital.

A los 16 años Frances prepara un escrito ateo y lo lee en su colegio donde es repudiada por los presentes. La única persona que se levanta y aplaude apasionadamente es la madre y posiblemente, actúa así movida por su interés de figurar, de darse a conocer a través de Frances. A lo largo de la vida de Frances, un periodista llamado Harry York, estará enamorado de ella y a su lado compartirá sus momentos difíciles. De la vida de la actriz se deduce que el único ser humano, el único, que verdaderamente la quiso y creyó en ella fue este periodista.

Es contratada en Hollywood. Nuevamente es noticia. Realiza papeles que, a pesar de considerarlos mediocres, la llevan a la fama. La madre se divierte y se luce. Antes del vencimiento de su contrato en Hollywood lo incumple, debido a una interesante proposición de trabajo: una obra de teatro. Se enamora del escritor de la misma, un hombre inteligente que sostiene con ella buenas conversaciones, casado, que se marcha dejándole una nota con dos míseras líneas de explicación, y el director de la compañía le informa que ella no representará el papel ofrecido porque consiguieron una actriz rica que les va a financiar la obra.

¿Qué conclusión podemos extraer de este episodio?  Que ella fue tremendamente ingenua: no se detuvo a pensar ni por un instante que se encontraba ante dos desconocidos materialistas, en un medio viciado, donde no les importaba engañar a quien fuera. Además ¿qué podía esperar enamorándose de un hombre casado?  Podía esperar ser su amante apasionada, temporalmente y sin exigencias.

Regresa deprimida a Hollywood. Stress, alcohol y anfetaminas: en eso transcurren sus días. Es detenida en dos ocasiones: la primera, por golpear a un policía sin razón aparente; la segunda, por lesionar a la peluquera del estudio cinematográfico quien la trató despectivamente. Este segundo incidente le cuesta 180 días de prisión, pero antes de cumplírsele la condena, la madre obtiene un permiso judicial para trasladarla a una Clínica Psiquiátrica privada de la cual se escapa con el periodista.

Él le propone matrimonio, ella no acepta;  vuelve a su casa y se encuentra con que ante la ley no posee derechos como ciudadana. Le dice a su madre que desea irse a vivir al campo, la madre se niega, objetando que debe volver a Hollywood. Discuten y Frances se larga.

La madre la interna en un manicomio (se trata de los hospitales psiquiátricos del Estado). Allí puede observarse el hacinamiento de los pacientes, el mal trato que reciben, la hoy obsoleta camisa de fuerza, el electroshock sin anestesia alguna, la actualmente  desusada lobotomía y, la inhumana venta de enfermas  a marineros por parte de los enfermeros. Lo que sí es importante que se conozca es que, la Psiquiatría actual no es ni remotamente la de antaño, ya que dio un vuelco enorme a partir de 1952 cuando se descubren los neurolépticos.

A partir de ese año quedan periclitados en su uso la camisa de fuerza, la lobotomía y el choque terapéutico insulínico. En cuanto al electroshock: sigue utilizándose, pero sólo en casos de depresión endógena que no responden al tratamiento con antidepresivos. Además, se realiza con anestesia.

A causa de la lobotomía, Frances regresa del Psiquiátrico sin afectividad. Regresa a Hollywood a pesar de que su madre ya ha muerto, quizás cumpliendo su designio fatal. Hace una última película y a los 56 años, sin nadie a su lado, muere.

Su vida nos demuestra como la familia puede, en vez de ayudar, destruir a una persona como Frances, quien evidentemente sufría de trastornos de conducta, posiblemente una anormalidad heredada de la madre que estaba mentalmente perturbada. Nos muestra la errónea actitud ante la vida de la madre: querer vehementemente que su hija fuera lo que ella no pudo ser. Actitud, por cierto, bastante frecuente en los padres.

La vida de Frances, evidencia, que uno puede ser uno mismo, pero que hay que serlo con inteligencia: saber cómo, cuándo y dónde;  esa impulsividad y falta de control inexplicables no conducen absolutamente a nada provechoso.

Frances: una mujer producto de la herencia, de la frustración y maldad de una madre y de un medio hostil e inclemente: Hollywood.

Frances, una mujer hipersensible, desprotegida, desorientada y angustiada…   una mujer que murió como nació: sola.

EL CRIMEN DEL PENSAMIENTO

Por Lida Prypchan

La ascendencia de los poderes fácticos sobre las masas es deslumbrante. Se requiere de la pobreza, de la ignorancia, de la alienación y de otros tantos síntomas de anacronismo social para que una minoría poderosa pueda mantener al engañado pueblo con la soga al cuello.

Parece que el sino del mundo es el embrutecimiento de la gente; el signo más evidente es la forma en que se guía al ciudadano a no pensar. Muchos quedan hipnotizados, sin libre arbitrio ¡si es que algún día lo tuvieron!

En este sentido el lenguaje podría ser el blanco, la zona de ataque de un régimen futuro que tenga como fin la consecución de una colectividad que no piense, que no razone y que por el contrario se deje llevar. El cambio futuro en el lenguaje, según George Orwell en su profecía “1984”, será la NEOLENGUA.  Una nueva lengua reconstruida por filólogos y otros especialistas.

La NEOLENGUA no consiste en crear nuevas palabras, consiste en desmantelar las ya existente y el resultado será la neolengua. Estos filólogos tienen como función única despojar significados de las palabras, de centenares de palabras.

El lema será: “Renovar el idioma para dejarlo en los huesos”. ¿Qué se querrá conseguir con la NEOLENGUA a nivel colectivo?  Se querrá limitar el alcance del pensamiento, estrechar el radio de acción de la mente. Así por ejemplo, en un régimen totalitario – que es la materia de “1984”-  será imposible que ningún miembro de este régimen cometa lo que él llama el “CRIMEN DEL PENSAMIENTO” que consiste en rechazar mentalmente el régimen.

¿Hasta allí llegaremos, a que nos controlen el pensamiento? Nadie, si llega a establecerse en un futuro la NEOLENGUA, tendrá capacidad para revelarse contra el aplastante sistema de control.

La idiotización del mundo entero será perfecta cuando se establezca la NEOLENGUA ¡Analícenlo ustedes mismos!

¿Cómo podrán los ciudadanos de un país oprimido por un sistema totalitario “traicionar” con su pensamiento dicho sistema si cada concepto, con la puesta en marcha de la NEOLENGUA, se expresará claramente con una sola palabra cuyo significado estará decidido rigurosamente y con todos sus significados secundarios eliminados y olvidados para siempre?

¡Cada año habrá menos palabras y el radio de acción de la conciencia será cada vez más reducido!

LA SEXUALIDAD FEMENINA, UNA CUESTIÓN SOCIAL

Por Lida Prypchan

Un enfoque de la sexualidad femenina no puede realizarse a través de la observación anatómica de la mujer, debe abordarse por medio de los hechos sociales.

Entre esos hechos sociales, el trabajo productivo es la forma más real y concreta de participación del ser humano en la sociedad. Si se examinan los niveles de participación de la mujer en el trabajo productivo podemos analizar y describir los niveles de restricción.

Esta situación se explica, entre otras varias razones, en los siguientes argumentos:

  1. Son principalmente los hombres quienes han escrito la historia y en consecuencia ellos determinan el modo de participación de la mujer en la sociedad;
  2. Este modo de participación de la mujer lo han determinado los sectores de la sociedad que son dueños de los medios de producción, los que a su vez crean ciertos valores propios de una ideología de dominación que propicia la conformación de toda una estructura mental que impide tanto a hombres como a mujeres tomar conciencia de la situación crítica que reviste el problema de la mujer;
  3. Esa ideología de dominación concibe a la mujer como suave, débil, pasiva, sin capacidad de reflexión, conformista, superficial, dada al placer y frívola.

Se ha creado así la llamada “personalidad femenina” y son los medios de comunicación social quienes la imponen en la mente de mujeres y hombres. La ideología de dominación descrita se sirve de todos sus recursos para reproducir este modelo de manera de perpetuar en el sector masculino su rol dominante.

Por otra parte, ha quedado establecido que las diferencias biológicas entre hombre y mujer no implican una condición de desigualdad de parte de la mujer.

Anger Egg lo expresa cuando afirma: “Hoy no se puede admitir ninguna razón biológica o psicológica que justifique la dependencia de la mujer en relación al hombre, su situación de desventaja e inferioridad”. Lo que ocurre es que en nuestras sociedades se propone un modelo de mujer que es internalizado tanto por las mujeres como por los hombres.

Situación que genera un conjunto de expectativas por parte de la mujer, que debe comportarse según las exigencias que ella supone que el hombre espera de ella, y el hombre en consecuencia, se comporta asumiendo plenamente el rol que la sociedad le ha adjudicado. Es preciso aceptar el reto de crear modelos alternativos a los  existentes, inventar formas nuevas de participación ciudadana.

En resumen, salir de la alineación y de la cosificación – mujer objeto – a que se ha llegado como consecuencia de los condicionamientos culturales, políticos e ideológicos, no es una tarea individual sino colectiva. Sería necesario un cambio social que permita la participación por igual de la mujer y del hombre.

Liberación femenina no significa imitar a los hombres ni caer en sus mismas fallas. Quien así lo entienda está equivocado. Liberación femenina significa un cambio social que no excluya a la mujer de un justo sueldo, de la aplicación de los marcos legales que en muchos casos protege y defiende al hombre y de unas normas y costumbres familiares y sociales que intentan mantener prejuicios sexuales en las mujeres.

LA FRIGIDEZ ¿SE CURA?

Por Lida Prypchan

Al pensar en frigidez no puedo menos que recordar a una escritora francesa, más conocida por sus aventuras amorosas con renombrados artistas de su siglo que por su ejercicio literario. Se trata de George Sand, la francesa que adoptó nombre de hombre, y que además se vestía como tal y fumaba.

Además era revolucionaria y obtuvo pocas pero significativas remisiones de penas de tipo político por parte de Louis Napoleón Bonaparte (Napoleón III).

Era la célebre amante de Chopin, que se acostaba a las siete de la mañana después de una larga jornada junto a su pluma y después de regar las plantas.

André Maurois escribió una fabulosa biografía sobre esta mujer y la llamó “Lelia o la vida de George Sand”. Lelia, según este escritor, era la mejor novela de su autora y trataba un aspecto muy íntimo de la escritora: su frigidez. Recoge detalle a detalle la traumática primera relación sexual de su vida, a los 19 anos, al casarse con un hombre que detestó desde siempre.

La frigidez es la contraparte de la impotencia psíquica en la mujer. Es relativamente común, pero escapa con frecuencia a la atención del médico, porque interfiere menos en las relaciones de pareja y muchas veces es aceptada por las pacientes como la expresión normal de una personalidad poco apasionada.

Existen muchas posibles causas para esta patología, entre ellas tenemos:

  1. La masturbación en la adolescencia: algunos autores afirman que en presencia de una mezcla de narcisismo y de autosuficiencia, con esta práctica se acostumbraría la persona a determinadas sensaciones y formas de placer. Otros opinan que la masturbación sería una sólo forma para la mujer de lograr el orgasmo clitoridiano.
  2. Aspectos de carácter ético: por ejemplo, hábitos sexuales impuestos casi como una obligación de acuerdo a los estándares del entorno inmediato.
  3. Una pareja torpe puede agraviar a la iniciada en su sexualidad y, creando una aversión hacia el acto sexual que podría dar origen a la frigidez.

En el caso del vaginismo, acompañado o no por sensaciones dolorosas durante el acto sexual, puede originarse en miedo y/o aversión hacia el acto sexual. Esta es con frecuencia, una reacción a dificultades en las relaciones de pareja, tales como relaciones conflictivas o problemas de consumo de alcohol o infidelidad en el seno de la misma.

La psicoterapia asociada a la re-aseguración, la sugestión y al consejo práctico de respirar profunda y tranquilamente durante el acto sexual, es útil en algunos de los casos de miedos leves. En otros casos está indicada una investigación más completa.

En algunos casos el orgasmo retardado, producido por una curva sexual prolongada de la mujer o la corta duración del acto puede confundirse con frigidez. Seria acertado aconsejarles que presten mayor atención al juego sexual que precede al acto.

La perturbación del orgasmo femenino puede deberse a una erección de muy corta duración del compañero sexual o al miedo al orgasmo. El miedo puede referirse a la pérdida del control esfinteriano, lo que generalmente es la expresión del miedo a perderse uno mismo en el orgasmo, como ocurre en pacientes histéricos y dominadores.

En la mayoría de los casos de frigidez, no es posible el estudio y la corrección completa, debido a la resistencia de los pacientes a dedicar al tratamiento el tiempo necesario, lo que es de lamentar, porque el tratamiento de la frigidez y de la impotencia psíquica no solo es interesante, sino que produce resultados muy positivos.

La hipnosis puede emplearse con éxito en pacientes sugestionables y permite modificar su actitud hacia el acto sexual y las actividades sexuales en general.

SOY UN HOMBRE… ¿O UNA MAQUINA?

Por Lida Prypchan

El hombre contemporáneo se jacta de vivir en una civilización científico-técnológica. Está convencido que le ha tocado vivir una situación histórica privilegiada que marcha hacia la consecución de una humanidad feliz y sin conflictos.

Siguiendo este orden de ideas el hombre contemporáneo visita el consultorio de un médico con la misma actitud con que lleva su vehículo a reparación o su televisor a un técnico, es decir, trata su propio cuerpo como una máquina. En conclusión, el hombre de nuestra época es un fanático de la tecnología.

En efecto, los descubrimientos científicos y los adelantos tecnológicos desde hace poco más de un siglo hasta nuestros días han sido algo verdaderamente extraordinario. Sin embargo acontece, que la división de un saber tan amplio no le permite a la ciencia tener una visión de conjunto, y lo peor es que la filosofía ha sido apartada casi al punto del olvido. El conocimiento se estudia sólo desde el punto de vista de su utilidad técnica, se estudia fraccionadamente, separándolo de una visión total del mundo y, por ende, viene a quedar desposeído de su verdadero carácter científico.

Caso semejante le sucede al científico: se deja arrastrar por el ambiente que pide utilidad, se empobrece espiritualmente, pierde originalidad y el verdadero anhelo por la búsqueda.

La Universidad nos puede servir de ejemplo. A ella acude gente que va a buscar un título por las ventajas que proporciona en la vida práctica, la ciencia se reduce a un programa de estudios obligatorios que se digieren sin ningún espíritu crítico, lo importante es aprobar el pensum ¿a quién le importa la inquietud sana y estimulante de la antigua aventura del saber?

Más desilusionante aún podría ser hablar de la formación de los médicos. La enseñanza de la Medicina es algo así como adiestrar en el análisis de máquinas con signos y síntomas; es acostumbrarse a ver el dolor humano en los hospitales públicos – sempiternas marionetas de situaciones políticas injustas.

Adentrarse en el estudio de la Medicina es hacerse insensible a lo largo de los años; las universidades practican la enseñanza de la medicina de una manera tan aburrida que lo que provoca es salir corriendo de los hospitales.

El hombre actual parece haber desviado su creencia en Dios hacía la ciencia. Cree que la ciencia con sus descubrimientos le dará la clave de la felicidad. Goethe lo había anunciado con desesperanza: “La humanidad será más sabia y más penetrante, pero no mejor ni más feliz ni más activa. Presiento la llegada de un tiempo en que Dios le retirará su complacencia y deberá destruirlo todo para renovar la creación”.

Un personaje de André Malraux parece servirle de eco: “Para vosotros Dios lo ha sido todo. Nosotros hemos tenido confianza en el hombre. Muerto Dios, el hombre sólo encuentra la muerte. Y ahora miramos a nuestro alrededor aterrorizados sin saber a quién confiar nuestra tremenda herencia”.

Un científico contemporáneo, el inglés Harrison, se adhiere a la general desilusión del hombre contemporáneo y escribe: “La ciencia era considerada como un bien maravilloso que nos distinguía de nuestros predecesores…    la ciencia nos ha desilusionado respecto a otros sistemas de opiniones y de creencias. Actualmente la misma ciencia pasa a ser objeto de desilusión”.

Se ha olvidado la filosofía que es madre de la ciencia y por esto sucede que del enfermo interesa conocer sólo la sintomatología física, química, radiológica y anatomopatológica: hacer visible y medible lo humano para medirlo todo, clasificarlo todo…   como computadoras y así dominarlo todo.

Lógicamente del hombre, como dirá más tarde Carrel, se capta sólo lo que hay en él de menos humano. El espíritu, el sentimiento, la historia viva y personal e íntima son olvidadas, arrinconadas, porque la idea es actuar como personas objetivas, ser científicos y no filósofos.

LA AGRESIVIDAD: …ME PROVOCA ¡…MATAR…!

Por Lida Prypchan
La agresividad es un tema que nos concierne a todos los citadinos inmersos en las selvas de concreto. Nos concierne porque esta actitud ante nuestros semejantes tiene una de sus raíces en la despersonalización que induce la vida en las ciudades; es consecuencia de las injusticias que en ellas observamos a diario, de la prisa, del tráfico…

Uno de los más vivos ejemplos de la agresividad citadina es la actitud de los automovilistas. En nuestras ciudades sucede día a día que muchos conductores, a pesar de las regulaciones, de querer pasar con sus carros por encima del resto de los vehículos. Pareciera que fuese la manera que con que cuentan algunos conductores de descargar sobre otros sus problemas.

A menudo a los peatones les resulta casi imposible atravesar las calles con tranquilidad.

Nadie le da paso a nadie, algunos vivos se colean, las cornetas hacen estallar los tímpanos, unos gritan vulgaridades e insultos a otros y nadie le da paso a nadie. Ya no se ve lo que antes se veía: que un caballero cediese un lugarcito en una cola a una dama, lo que importa es llegar rápidamente.

En un automóvil el peligro reside en el hecho de que su conductor no reconoce al conductor del otro automóvil como un individuo, ni siquiera como un ser humano; para él tiene ante sí una marca y/o un modelo de vehículo. Esto explica el comportamiento extremadamente brutal de los automovilistas.

El peor aspecto del comportamiento humano se revela al máximo en el comportamiento de las personas cuando conduce un automóvil. Es posible ver personas disputándose con otros conductores al punto salir de su auto para entablar verdaderas peleas boxísticas. Según Konrad Lorenz se manifiesta el resultado del desequilibrio de una persona cuando se le encierra en una cajita; lo que se obtiene no es un ser humano sino un motor, una fuerza inerte y brutal.

Otra causa generadora de agresividad es la explosión demográfica – junto a la explosión tecnocrática, que genera competencia y por ende ansiedad, tensión y agresividad -, esto se ha comprobado científicamente. Lo hizo el mismo Konrad Lorenz en un estudio sobre los peces. Este estudio muestra que la tasa óptima de agresividad es directamente proporcional a la tasa de población; no obstante, se observa que si la población aumenta por encima de cierto nivel la agresividad disminuye paradójicamente.

Así pues, si los peces se encuentran en un número razonable, la agresividad es mínima, para alcanzar su punto máximo con cierto nivel de población y disminuirla finalmente cuando  la densidad de población es aún más alta.

La explosión demográfica conjuntamente con la explosión tecnocrática, significa que cada hombre puede beneficiarse de un campo de conocimientos cada vez más restringido, requiriendo cada vez más de niveles de experticia a fin de poder competir con los demás. Irónicamente, hace unos años, se hablaba del especialista que tenía cada vez más conocimientos sobre menos cosas y terminaba conociendo todo sobre nada, o del internista que sabía cada vez menos sobre muchas cosas y que finalmente no sabía nada sobre todo.

Dependemos cada vez más del experto. La pequeña fracción de conocimientos técnicos que un hombre pueda poseer llena su tiempo, desborda su vida, su capacidad de aprendizaje hasta tal punto que ya no tiene tiempo de aprender ninguna otra cosa que salga de su campo. Aquí reside uno de los mayores peligros de la urbanización y la explosión demográfica. En comparación, la agresividad sería un problema menor si pensamos en la constricción mental del hombre actual.

LA PROPAGANDA POLÍTICA (I)

Por Lida Prypchan

“Podemos concebir un mundo dominado por una tiranía invisible que utilice las formas del gobierno democrático”
Kenneth Boulding

 

Una Tentativa para Ejercer Influencia en la Opinión

Así como nos venden un producto comercial, nos venden la imagen de un candidato político.  Precisamente de esto se quejaba Adlai Stevenson en las elecciones de 1952 en EEUU, en las cuales fue derrotado por el General Eisenhower.  Stevenson dijo: “La idea de que se pueden vender candidatos para las más altas investiduras como si fueran cereales para desayuno…es la última indignidad del proceso político”. No sólo es una indignidad sino que también es sumamente peligroso.

Es peligroso porque así como es cierto que estamos en la era de las masas, estamos en la era del hombre aislado.  Este hombre aislado no debemos dejarlo pasar inadvertidamente, este ser solitario tiene  su causa y su historia.  Para ello debemos remontarnos a los dos hechos esenciales que caracterizaron la evolución de la humanidad en el siglo XIX: la tipicidad, en estructura y espíritu, de las naciones y, en segundo lugar, la evolución en la demografía y el hábitat.  El primer aspecto trata de cómo se logró que el hombre fuera partícipe de la vida pública y el segundo aspecto dio como resultado el hacinamiento y la impersonalidad con su funesta consecuencia: la disolución de las células tradicionales (ej. la familia).  La consecución final fue, que el hombre por sentirse aislado y desorientado, se refugiase en el falso calor humano que irradian las masas.

El hombre de las grandes ciudades impersonales se siente con miedo, con temor a la desocupación, a la guerra, a la miseria.  Los propagandistas, los constructores de imágenes políticas se aprovechan de esta situación.  Es por ello que la propaganda política se ha ganado el desprestigio.  Pero yo creo que el error no está en la propaganda política y sus directores sino en la concepción del hombre dentro de la sociedad.  Para explicar lo que pretendo decir tomaré como base la famosa anticipación de Aldous Huxley en su libro “Un mundo feliz”.  Huxley hizo una sátira de los espíritus prefabricados.  En ella, el niño desde que nace se le condiciona y después lo condiciona la escuela, la sociedad y muchas otras instituciones.

Si desde que nacemos nos crían como sucede con los perros cachorros criados en jaulas, es lógico que nos acostumbremos a la servidumbre;  y al contrario, seremos más refractarios mientras más tiempo hayamos vivido libremente.  Hay que rechazar el encasillamiento, la tipicidad de los seres humanos;  hay que enseñar a razonar, no a aceptar.  Esto permitiría que el hombre e desarrollase la facultad de resistir al llamado devorador de los mitos, “seductores refugios que sustituyen el esfuerzo interior por el servilismo cómodo”.

La propaganda política, los manipuleos de opinión o como mejor se le quiera llamar, no es un descubrimiento de este siglo.  Desde que hay revalidadas políticas, o sea, desde que el mundo es mundo, la propaganda existe y desempeña su papel.  Aquí tenemos que recordar a Demóstenes, a Filipo, Cicerón, a Catalina, Napoleón, a Lenin y a Hitler.  Napoleón era un verdadero artista en estos asuntos.  Napoleón tenía lo que él mismo bautizo con el nombre de su “Oficina de Opinión Pública” cuya finalidad era “fabricar tendencias políticas a pedido”.  Pero indiscutiblemente nada como Lenin y Hitler.  Estos dos genios de la propaganda marcaron profundamente nuestra reciente historia, aunque de una manera muy diferente.

La propaganda política dio pasos agigantados a partir de 1950.  Basándose en los descubrimientos de Pavlov, Freud, Riesman, Y Batten, Barton, Durstine y Osborn, Pavlov y sus reflejos condicionados, Freud y sus imágenes paternales, Riesman y su concepto de los modernos electores norteamericanos como consumidores-espectadores de la política, y B.B.D. y O. y su ciencia del comercio de masas.

Debemos agregar la concepción que se tiene sobre política y opinión.  Se sabe que, para Freud, no hay instinto social primario;  el “mundo” del individuo se circunscribe a un pequeño grupo de hombres que han adquirido ante sí mismos “una importancia grandiosa”.  Esto lo confirmó Gallup: “la tendencia de la mayoría debe ser interpretada como la tendencia a seguir, no la opinión del conjunto de la nación, sino del pequeño grupo íntimo que representa el mundo bien delimitado del elector”.

En las campañas electorales, las agencias de propaganda lo que más manipulan es la imagen del candidato.  Se trata de un culto a la personalidad, de un culto a la figura paternalista.  Por cierto Eugene Burdick, autor de la novela “La Novena Ola” que trata de las tendencias irracionales  en política resumió magníficamente el cuadro del Presidente perfecto: “Un hombre de gran simpatía, inspira confianza más que admiración y no es tan perfecto que parezca inverosímil.  Debe haber hecho cosas en otro campo además del de la política y debe poseer un genuino sentido del humor”. “Yo soy uno de tantos” o “Colóquese Ud. en mi lugar”, es el recurso favorito de los hombres de Estado en los países democráticos.

LA EUTANASIA, EL DERECHO A MORIR CON DIGNIDAD (I)

Por Lida Prypchan

“La muerte es a veces un castigo, otras un premio y para algunos un favor”
Séneca

La Eutanasia es un término creado por el filósofo y político inglés Francis Bacon (1561-1626), significa: “muerte provocada sin sufrimientos por medio de agentes adecuados”. En verdad, el significado del término es impreciso, pero se trata de una razonable imprecisión.

A la Eutanasia también se le ha llamado Homicidio Piadoso; no es sencillo explicar la ambigüedad que introduce esta contraposición de significados. He aquí dos ejemplos de posibles candidatos a la Eutanasia:

1)  Un hombre, postrado en cama, yace en estremecedora agonía. ¡Su muerte es inminente! ¿Es un derecho humano optar por una muerte rápida e indolora, en lugar de una lenta y dolorosa?

2) Un hombre es mantenido con mecanismos de respiración artificial. La autopsia muestra que el cerebro ha muerto varios días antes que el corazón. ¿Sería un asesinato desconectar los mecanismos de respiración artificial?  ¿Se le está prolongando la vida o el acto de morir? Tal vez se espera el momento preciso para una razonable imprecisión…

Homicidio Piadoso

El concepto de homicidio, por lo común se define como: “muerte ejecutada ilegítimamente y con violencia”. Por el contrario, piedad es “clemencia, compasión y misericordia”. Homicidio es crimen, piedad es un acto de bondad. Parece un inquietante y desesperanzado enfrentamiento entre el bien y el mal. Y en esa discusión se ahogan los días y los años para los defensores y para los opositores de la legalización de la Eutanasia o Muerte Misericordiosa.

Los defensores del procedimiento dicen: para nosotros, el espíritu de la situación es provocar la muerte con una “loable” intención y que un individuo aprisionado por una enfermedad incapacitante o dependiente de un respirador artificial y de otros aparatos que lo mantienen como un vegetal – que no le permiten extraer de la vida placeres ni satisfacciones- escape a tanto padecimiento innecesario, que deje de ser un cadáver con vida en este mundo. Resumiríamos nuestra aquí expuesta justificación, en una sola palabra: compasión.

Ahora toman la palabra, los que se oponen a la legalización de la Eutanasia: todo lo que Uds. acaban de decir no cambia en nada el que pensemos que el procedimiento es un crimen. Y concluimos  que, lo que Uds. llaman “intención loable”, no adquiere dimensiones significativas como para que no merezca el calificativo de “criminal”.

Las dos formas de Muerte Misericordiosa

En el caso de un paciente considerado médicamente un vegetal, mantenido con respiración artificial ¿moralmente, es diferente no iniciar la respiración artificial a detenerla una vez aplicada?  Esto nos permite señalar que existen dos tipos de Eutanasia: la pasiva y la activa. La primera es cuando la muerte resulta de la omisión de actos destinados a prolongar la vida. La segunda es la aplicación deliberada de medidas con el fin de producir la muerte.

¿Por qué es un tema tan problemático y controversial?  Porque alrededor de él interviene la opinión de los sectores más poderosos de la sociedad: la Ley, la Iglesia, la Salud Pública y las personas allegadas al moribundo, o sea, los familiares.

Si yo supiera pintar, haría el siguiente cuadro: un ser humano en su lecho al borde de la muerte y, rodeando su cama en las cuatro esquinas ubicaría en una de ellas al médico junto a los familiares del enfermo, en otra, un representante de la justicia, en otra, un sacerdote y, en la esquina que resta una dama serena e inmutable llamada Muerte esperándolo.

LA EUTANASIA, EL DERECHO A MORIR CON DIGNIDAD (III)

Por Lida Prypchan

“Nunca había estado el hombre tan solo como hoy durante sus últimas horas,
recluido en cualquier habitación, abandonado a sus dolores,
a su miedo a la muerte, a su necesidad de calor humano”
Kschocke

La legalización de la Eutanasia es un hecho que por el momento, es improbable y hasta imposible, ya que por cada opinión favorable existen catorce en contra.

¡Pobre del pobre! Los que se oponen a esta Legalización alzan la voz diciendo: legalizar la Eutanasia no es necesario, ya que con la producción de sedantes, analgésicos, hipnóticos y anestésicos, el dolor y otras molestias pueden mantenerse dentro del límite de lo tolerable. Ningún médico capacitado deja a sus pacientes morir presa de dolor

Sus defensores alegan: se olvidan, sin embargo, de un factor muy importante a considerar, la pobreza. ¿Es falso, acaso, que son muy pocos los que pueden darse el lujo de aplacar su dolor con todos los nuevos medicamentos? ¿Es falso, acaso, que son muy pocos los que tienen la fortuna de ser atendidos en hospitales organizados y dedicados a lograr que los enfermos incurables pasen confortablemente sus últimos días?  ¿Son estos hospitales, asequibles a la población en general?

¡Y en cuanto al dolor, quisiéramos decirles que se han logrado progresos en la “conquista del dolor”, pero esta “conquista” no ha sido completa!

¡Pobre del pobre! No, no se trata de un bolero de Felipe Pirela. Es en cambio una expresión que encierra una tragedia social. En nuestros hospitales públicos no hay cabida para la gran demanda que existe en materia de Salud Pública. La principal consecuencia es la imposibilidad de dar atención médica a todos. Y es muy triste observar, cómo cuando llegan dos pacientes graves, se elige sólo a uno de ellos para ser ingresado, quizás al más joven, o quizás al que tiene más posibilidades de salvarse. A esto lo llamaba el Dr. Efraín Zukerman: Eutanasia social. El Padre Rivolta, un hombre igualmente estudioso y capaz, lo denominaba: Crimen social o Guerra declarada a los pobres.

La duración de la vida y Dios

Algunos han expresado su oposición a la Eutanasia, debido a que la duración de la vida se encuentra predeterminada por Dios y, que no podemos interferir en su decisión. Soy partidaria de que toda opinión merece respeto, sea cual sea. Tomando esto como punto de partida, e incluso aceptando el criterio de la predeterminación de nuestras vidas por Dios, debemos pensar que, también sería una interferencia con los planes de Dios, el posponer la muerte por procedimientos médicos o quirúrgicos. ¡Dios le dio al hombre libre albedrio!

El final de todo lo expuesto en relación a la Eutanasia podemos citar tres conclusiones:

  1. El progreso médico ha tornado el acto de morir en una situación más traumatizante aún para el paciente, para sus familiares y para la sociedad.
  2. No ha habido sincronización entre el progreso de la tecnología y el avance en el proceso de la maduración ética.
  3. La Eutanasia debería ser, para todos nosotros, motivo de una profunda reflexión ya que es un dilema ético, que en algún momento de nuestras vidas, podríamos necesitar discernir. Y quizás en una situación así diríamos en tono irónico: ¡Ay, qué difícil es morir con dignidad!