“La muerte es a veces un castigo, otras un premio y para algunos un favor”
Séneca
La Eutanasia es un término creado por el filósofo y político inglés Francis Bacon (1561-1626), significa: “muerte provocada sin sufrimientos por medio de agentes adecuados”. En verdad, el significado del término es impreciso, pero se trata de una razonable imprecisión.
A la Eutanasia también se le ha llamado Homicidio Piadoso; no es sencillo explicar la ambigüedad que introduce esta contraposición de significados. He aquí dos ejemplos de posibles candidatos a la Eutanasia:
1) Un hombre, postrado en cama, yace en estremecedora agonía. ¡Su muerte es inminente! ¿Es un derecho humano optar por una muerte rápida e indolora, en lugar de una lenta y dolorosa?
2) Un hombre es mantenido con mecanismos de respiración artificial. La autopsia muestra que el cerebro ha muerto varios días antes que el corazón. ¿Sería un asesinato desconectar los mecanismos de respiración artificial? ¿Se le está prolongando la vida o el acto de morir? Tal vez se espera el momento preciso para una razonable imprecisión…
Homicidio Piadoso
El concepto de homicidio, por lo común se define como: “muerte ejecutada ilegítimamente y con violencia”. Por el contrario, piedad es “clemencia, compasión y misericordia”. Homicidio es crimen, piedad es un acto de bondad. Parece un inquietante y desesperanzado enfrentamiento entre el bien y el mal. Y en esa discusión se ahogan los días y los años para los defensores y para los opositores de la legalización de la Eutanasia o Muerte Misericordiosa.
Los defensores del procedimiento dicen: para nosotros, el espíritu de la situación es provocar la muerte con una “loable” intención y que un individuo aprisionado por una enfermedad incapacitante o dependiente de un respirador artificial y de otros aparatos que lo mantienen como un vegetal – que no le permiten extraer de la vida placeres ni satisfacciones- escape a tanto padecimiento innecesario, que deje de ser un cadáver con vida en este mundo. Resumiríamos nuestra aquí expuesta justificación, en una sola palabra: compasión.
Ahora toman la palabra, los que se oponen a la legalización de la Eutanasia: todo lo que Uds. acaban de decir no cambia en nada el que pensemos que el procedimiento es un crimen. Y concluimos que, lo que Uds. llaman “intención loable”, no adquiere dimensiones significativas como para que no merezca el calificativo de “criminal”.
Las dos formas de Muerte Misericordiosa
En el caso de un paciente considerado médicamente un vegetal, mantenido con respiración artificial ¿moralmente, es diferente no iniciar la respiración artificial a detenerla una vez aplicada? Esto nos permite señalar que existen dos tipos de Eutanasia: la pasiva y la activa. La primera es cuando la muerte resulta de la omisión de actos destinados a prolongar la vida. La segunda es la aplicación deliberada de medidas con el fin de producir la muerte.
¿Por qué es un tema tan problemático y controversial? Porque alrededor de él interviene la opinión de los sectores más poderosos de la sociedad: la Ley, la Iglesia, la Salud Pública y las personas allegadas al moribundo, o sea, los familiares.
Si yo supiera pintar, haría el siguiente cuadro: un ser humano en su lecho al borde de la muerte y, rodeando su cama en las cuatro esquinas ubicaría en una de ellas al médico junto a los familiares del enfermo, en otra, un representante de la justicia, en otra, un sacerdote y, en la esquina que resta una dama serena e inmutable llamada Muerte esperándolo.