Por Lida Prypchan
Para una mujer salir a caminar por las calles de Valencia representa un rato de fastidio, no por el acto de caminar en sí, sino por la actitud que para con ella tienen muchos habitantes del sexo masculino que circulan por la ciudad. Ese afán de hablarles a las mujeres diciendo frases desagradables o de saludarlas sin conocerlas, simplemente por imitar una conducta que la gran mayoría sigue, es un acto que puede ser irritante.
Nada más agradable que salir a dar un paseo a pie sin tener que tropezarse con esas incómodas situaciones y poder andar por la calle con tranquilidad sabiendo que los demás no están pendientes de uno. Esta actitud puede ser catalogada como una falta de respeto hacia una persona ya que es una intromisión de parte de quienes la practican.
Esta conducta tiene nombre, es la conducta que tienen muchos hombres en Valencia: la del “mirón”. Supongo, ya que son muchos los que la practican, que se trata de un hábito que va de generación en generación. Esta es una de las tantas cosas que se aprende por imitación: de ver al padre, a un familiar o en la colectividad misma a otros hombres procediendo de igual manera.
Las manifestaciones son generalmente las mismas en todos los habitantes de ese sexo: tocar la corneta, girar la cabeza, lanzar besos al aire, en fin… hasta se pueden producir accidentes automovilísticos por llevar su conducta hasta un extremo ridículo.
Esta manera de actuar es parte de la enseñanza familiar y social: a un adolescente se le inculca el ideal de ser un Don Juan. El Don Juan es un hombre cuyo deseo no se fija en una mujer sino en las mujeres. Es, en otras palabras, un seductor poco selectivo, sin pasión. Su placer se fundamenta en vanagloriarse de su habilidad para seducir a las mujeres. Su relación con ellas no solo es poco duradera sino también es insatisfactoria porque él mismo crea las limitaciones con sus conflictos internos.
El insaciable Don Juan fue estudiado desde hace mucho tiempo por científicos. El Psicoanálisis ha hecho un aporte significativo al tema. El Don Juan ha sido definido como un hombre cuya virilidad falla. En todo caso la finalidad de este artículo no es hacer un estudio pormenorizado sobre lo que refleja el comportamiento de un Don Juan sino el pedirles que vivan y dejen vivir a los demás; que circulen concentrados en sus quehaceres y obligaciones y no se molesten diciendo frases que no quieren ser oídas.