PEDRO CURIE Y SU ESPOSA MARÍA TRABAJARON EN LA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA COMO “UN CUERPO SIN ALMA”

Por Lida Prypchan
Físico francés nacido en el año 1859. Profesor de la Sorbona y científico se da a conocer en su campo; pero las mayores obras de su vida las realiza al lado de su genial esposa María Sklodowska (María Curie).

Se conocen en casa del Profesor Kowalski, sabio polaco que estaba en París dictando unas conferencias sobre Física. A María le impresiona enormemente Pedro que, aunque para ese momento tenía 36 años, parecía ser muy joven. Era alto, con mirada clara, voz lenta, reflexiva y serena.

Por su parte, Pedro, hombre de espíritu noble y poderoso, queda encantado con la belleza, la modestia y los conocimientos de esta mujer que, según le cuenta el Profesor Kowalski, trabaja mucho, está enteramente dedicada a sus estudios y vive sola en una buhardilla del barrio latino.

Se hacen amigos y María tiene planeado, una vez terminada su licenciatura, volver a su amada patria: Polonia. María tiene un gran sentido patriótico y no tiene en mente quedarse para siempre en Francia ni casarse allí porque ello le haría renunciar a su país y su familia.

Pedro no comprende como una mujer de tanto ingenio, tanta facilidad para el estudio y la investigación podría perder su tiempo y sus energías en una dedicación patriótica. Se va a Polonia, pero vuelve a París y, en esta oportunidad, se casa con Pedro.

Tienen una luna de miel tan genial como ellos: se llevan algunos vestidos y dos capas impermeables, toman sus bicicletas y recorren las carreteras de la Isla de Francia;  comen sobre el césped y duermen en la primera posada que encuentran.

Pero no toda la vida será asi: tienen escasos ingresos;  María queda embarazada, su salud se quebranta y tiene que trabajar 8 horas en sus investigaciones científicas y 3 horas en los cuidados de la casa. Tendrá una hija y a los años la segunda.

Lo admirable en Madame Curie era que, a pesar de todas las dificultades que se le presentaron, jamás se planteó optar entre la vida familiar y la científica. Se dedicó, con voluntad y pasión, a hacerle frente a todo.

En repuesta un poco a su salud, piensa en preparar su doctorado. Escoge un tema muy difícil: “el origen de las radiaciones”. Comienza sola y luego se le une Pedro. Este tema, aunque muy interesante, era dificultoso, largo y penoso; era un trabajo de largos años de estudio y dedicación.

Su dificultad residía en que el material se encontraba en los minerales de Ucrania en una proporción inferior a un millonésimo. Era necesario gran cantidad de este material y medios apropiados. El material lo tenían, pero los medios apropiados distaban mucho de poseerlos. Sobre lo último, diría Madame Curie: “La ciencia carece de protección y ayuda”.

Al cabo de dos años los esposos Curie descubrían el radium: una de las mayores maravillas de nuestro tiempo, que da calor de modo indefinido sin que su peso ni su fuerza se alteren: da potencia sin consumirse: parece querer desafiar la naturaleza mortal.

Este descubrimiento se debe en gran parte al cerebro y las manos femeninas. Pero ¿hasta qué punto se le debe a ella, a María?  Para los esposos Curie, el misterio de la colaboración era inviolable para ambos. Hasta que la muerte los separe, todo en este matrimonio será cosa de dos. En 1904 les otorgaron el Premio Nobel. Los esposos Curie estuvieron juntos hasta el final.