TODOS QUIEREN SER DOCTORES

Por Lida Prypchan

En Venezuela se cree que “educación para todos” significa que todos pueden estudiar en la Universidad. Y estudiar en la universidad significa escoger como carrera Medicina, Ingeniería, o Derecho. Todos quieren ser doctores sin importarles graduarse 2 años más tarde de lo debido. Por otro lado, sucede que ingresan 100 alumnos y solo se gradúan 15 o 20 de ellos, lo cual es una gran merma en los recursos del país.

Las universidades tienen capacidad para un determinado número de estudiantes que, en teoría, deberían estar preparados e interesados en estudiar. Las universidades tienen capacidad sólo para un grupo determinado de estudiantes, pero requiere de un método aún más selectivo para escoger a los mejores.

Venezuela es el único país en que se verifica que en una carrera tan costosa como la Medicina, que requiere de constantes clases teóricas y prácticas en hospitales, se acepte a cualquier persona que desee ser médico. Insólitamente, se ven semestres con 400 alumnos cuando sólo existe capacidad para 150. Se observan grupos de 15 estudiantes o pasantes por cadáver, que por cierto se encuentran en el último estado.

Los resultados de la falta de selección pueden ser catastróficos en los semestres más adelantados, cuando llega el momento de hacer guardias en los hospitales.

Mientras tanto, hay cupo para 100 y entran 200 estudiantes. Debería existir una rigurosa selección de los estudiantes con el fin de que sean pocos los que se gradúen, pero que salgan bien preparados. Además, no se le puede dar la misma oportunidad a un joven que pasó el bachillerato por inercia que a uno que lo aprobó con buen rendimiento y que realmente está preparado para la universidad.

Con el sistema educativo actual, no estudian ni los preparados ni los flojos, ni los que quieren ni los que no quieren. Hay que tener en cuenta que todos esos “estudiantes profesionales” que no salen ni dejan entrar a otros, ocupando un puesto que no aprovechan son un despilfarro de recursos para la nación. Estudiantes profesionales a quienes no se les exigen responsabilidades.