Por Lida Prypchan
Desde hace unos meses, las películas que presentan los teatros en Valencia son de muy baja calidad. De conocidos y buenos directores han llegado contadas películas y esas pocas duran en cartelera máximo tres días, porque acuden veinte personas, de las cuales diez salen creyendo que se equivocaron de película. El problema no está en la película, sino en ellos que no logran entenderla. Debido al escaso número de gente que acude a ver películas de buena calidad, los dueños de los teatros no hacen más que presentar, una y otra vez, films pésimos. Estas no son sólo superficiales y aburridas, sino que también carecen por completo de argumento para distraer a la gente y, aparte de esto, la actuación de los que en ellas trabajan es igualmente catastrófica.
Los temas de las películas que aquí presentan y su estilo pueden ser fácilmente clasificados: 1) Las de Kung Fu: estas se dividen en antes de la muerte de Bruce Lee y después de la muerte del mismo. Todas estas se componen de piernas voladoras, griticos, ojos achinados y ladrillos partidos por la mitad. 2) Las de misterio que ofrecen una gran variedad como para complacer hasta los gustos más exigentes.
Los ingredientes principales de estas películas son: un castillo endiablado, un senador de la Casa Blanca, un niño con cara de angel e intenciones maléficas, una ama de llaves perversa, un perro negro con ojos de asesino; otras muestran a un psicópata, cuya debilidad son los niños que cuidan las niñeras; otras como las de Agatha Christie, que después de ver la primera ya conocemos de memoria el resto, presentan a una chica heredera asesinada en un barco que viaja hacia Grecia, pero hay tantos involucrados que no se sabe quién haya podido ser. Al final el detective, un gordo genial (aunque el exceso de comida embrutece) descubre que fue quien uno menos pensaba: la señora que salía, en el momento del asesinato, del baño, metiéndole una zancadilla, la heredera cayó y se fracturó el cráneo y murió.
Otras películas de misterio son tan excesivamente misteriosas que una vez terminada, uno no sabe si lo que vio fue Superman, el exorcista o la novicia rebelde. 3) Las de amor, pasión y belleza; como la de Bo Derek, la cual está recargada de humor americano: repetitivo a más no poder, productor de somnolencia y cansancio por exagerar trivialidades hasta convertirlas en estupideces. Y Bo Derek no es la mujer perfecta y sólo aparece 15 minutos. La del Gigoló americano es un poquito mejor aunque también sin mensaje y con la pésima actuación de la modelo Lauren Hutton. 4) Las de John Travolta, cuyo último film es El Macho. De esta lo único que se puede decir es que atrae a los jóvenes amantes del Travolta del film Fiebre del Sábado por la Noche, y a los adolescentes que se identifican con el título de su más reciente realización cinematográfica. 5) Las de héroes siderales. La última en su estilo ha sido Flash Gordon. De Flash Gordon lo que se ha hecho es una nueva adaptación del héroe creado por el dibujante Alex Raymond en 1934.
Esta, una vez más, es el típico héroe sideral “made in USA”: un rubio sin defectos que ni balas, ni bombas, ni espadas, ni nada, logran matarlo. El destronará a Ming, cruel Rey del Planeta Mongo, para evitar la destrucción de la tierra y rescatar a su novia Dale que está en manos del malvado Ming para convertirse en Rey de ese planeta o volver a New York.
Sin embargo, no todas han sido malas, por el contrario, en medio de esta mediocridad en cuanto a las películas, también hubo la oportunidad de ver películas de calidad, tales como: la de Al Pacino, Cruising: bastante original, entretenida y con buenas actuaciones. Muy buena en su estilo. Otra fue “El show debe continuar”, en que especialmente en la segunda mitad de la película hay escenas llenas de creatividad e ingenio y nos presentan a un personaje, su actor principal, un hombre fabuloso y sus diálogos y guerras con la muerte y su lucha por vivir y presentar su arte. Otra fue la última de Woody Allen: Manhatan, que recibió muy buena crítica y demasiada publicidad. Aunque fue buena causó quizá decepción, sobre todo a aquellos que, meses atrás, vieron Dos extraños amantes.