“LO INCREÍBLE” EL FIN DEL ORGULLO

Por Lida Prypchan

Indudablemente Venezuela es el país de lo increíble. El primer hecho que lo demuestra, y que se ajusta como anillo al dedo demostrando la afirmación anterior, es cómo los creadores del programa “Lo Increíble” presentan hechos insólitos de todos los países menos del nuestro, teniendo Venezuela un vasto repertorio en esta materia.

Sin ir muy lejos, tenemos un buen ejemplo: las telenovelas. Los argumentos de sus guiones son tan increíbles que  limitan con el absurdo.

“¿Qué pasó con Jackeline?” es una muestra de ello. Otra mujer ocupa su lugar en el hogar. La protagonista – la verdadera esposa – sufre un accidente en el que queda desfigurada. Se somete a una operación y para su suerte, la convierten en una preciosa muñeca. Mientras tanto el esposo de Jackeline, aunque la nota extraña, no se imagina lo que está sucediendo. Al cabo de un tiempo, se enamora de otra mujer que es precisamente Jackeline, pero que ahora se llama Melisa Vidal. ¡Es increíble!  ¿O no?

“La Heredera”, indiscutiblemente, se lleva el primer premio. Una joven, Cristina Zambrano, que no sabía hacer nada sino jugar con muñecas, de pronto, de la noche a la mañana, decide encargarse de una empresa que está en quiebra. ¿No es esto “increíble”?  También decide operarse una pierna pues tiene un defecto y así, sin muchas complicaciones, como por arte de magia, se cura y ya no tiene ningún defecto. Por otra parte, una muchacha con un complejo de inferioridad e inutilidad tan grande como el que ella tiene ¿Cómo se va a deshacer de esas carencias tan fácilmente?

Pero, afortunada o desafortunadamente, esto no es lo más increíble que puede suceder en una telenovela  venezolana. La autora de “La Heredera” se las ingenia para que Cristina regrese al lado de Alfredo Méndez. Y al volver a su lado, después de la forma como él se comportó con ella, indica que la telenovela nunca tuvo que llevar por título “La Heredera” sino “El fin del orgullo”, “La arrastrada”, o cualquier otro nombre que esté más acorde con lo que la actuación de la mujer hace pensar.

Las o los autores de las telenovelas venezolanas conocen mucho al pueblo. Conocen muy bien la psicología de las personas que habitan en Venezuela. Saben que el masoquismo impera en Venezuela. Escuchan los gritos de ansiedad de los televidentes que imploran una alta dosis de emociones fuertes. Por eso en “La Heredera” vemos tantas escenas trágicas, violentas e increíbles, que si sucedieran en la vida real, estos casos merecerían ser analizados por un psiquiatra.