CLASIFICACIÓN ARQUETIPAL DE LA LOCURA FEMENINA

Por Lida Prypchan

Linda Leonard, analista junguiana, en su libro “La Locura Femenina” hace un estudio de las diferentes manifestaciones de la locura en la mujer. En cada capítulo de su libro Leonard describe el retrato de algún personaje femenino que ejemplifica una faceta diferente de la locura en la mujer a quien ella denomina “la loca”.

Un arquetipo es una energía universal o patrón de experiencia en la mente humana. Para describir cada patrón la autora sustrae ejemplos universales o arquetipos de la literatura, del cine, de la mitología, de los cuentos de hadas; da testimonios de mujeres de la historia que son parte de nuestra herencia cultural colectiva.

Las mujeres de la historia, escribe Leonard, captan nuestra imaginación porque ya vivieron ciertos patrones que quizás nosotros estemos tratando de cambiar. Los personajes del cine, de la literatura y de la mitología revelan la dinámica universal que todos debemos confrontar en nuestras vidas.

Leonard plantea que la necesidad de entender cómo nuestras madres pueden hacer una actuación de su locura es importante, teniendo como premisa que si no entendemos a nuestras madres, no nos entendemos a nosotros mismos.

Así se hace necesario entender el lado de la madre que hemos ignorado, que rechazamos o que tememos, debido a que ésta es la primera faceta que hemos experimentado de lo femenino. La locura de nuestras madres es lo más propenso a ser internalizado cuando somos niños. Hasta cierto punto no podemos hacer más que llegar a ser como nuestras madres.

La cultura occidental contemporánea ha reprimido la energía psicológica y el arquetipo de “la loca”. Se adhiere al orden y al control y enfatiza la represión de los sentimientos genuinos en favor de las formulas racionales del éxito. Evita el pensamiento profundo y la reflexión, y favorece las solucione superficiales, fáciles y rápidas.

La “loca” reta todos estos atributos del “status quo” de las autoridades patriarcales tradicionales, y muy especialmente reta al Juez de nuestra psique, la parte racional, controladora de nuestra mente que quiere mantenerse en el poder a toda costa y a tiempo completo.

Esencialmente, el patriarcado encarna los principios occidentales del pensamiento racional lineal, con su énfasis en el orden, la abstracción y el juzgar desde una posición superior. Por otra parte, lo femenino, en la forma como lo concibe Leonard, es parte de la dimensión humana y es una manifestación existente tanto en el hombre como en la mujer; sucede lo mismo con lo masculino.

Lo femenino enfatiza el cuidado, la respuesta, la receptividad y las relaciones. Los valores e intereses femeninos se centran en el proceso de la interacción humana y se manifiestan en mujeres y hombres.

Lo masculino enfatiza la separación, la autonomía, los principios, los derechos y la jerarquía. Las inseguridades masculinas surgen por medio de la intimidad, mientras que las inseguridades femeninas surgen por medio de la soledad.

Tradicionalmente, se culpa a las madres de enfermar a los hijos. La madre en sí misma es una mujer herida, a menudo limitada física o emocionalmente, impedida y frustrada por condiciones culturales disfuncionales. Nuestras madres tienen enorme influencia en la manera como captamos el mundo ya que son los primeros seres humanos de quienes dependemos y su dolor es transferido a sus hijos e hijas, por generaciones, hasta que esa herida sea confrontada y tratada de manera consciente.

Las fuentes de las historias del libro de Linda Leonard “Encuentro con la Locura Femenina” surgen de los puntos de vista de las hijas, debido a que cada madre ha sido también una hija.

Leonard plantea la siguiente clasificación arquetipal de la locura femenina:

  • “La Santa o Muy Buena Madre”
  • La Reina de Hielo
  • La Dama Dragón
  • La Madre Enferma
  • El Pájaro Enjaulado
  • La Musa
  • La Amante Rechazada
  • La Señora de las Bolsas
  • La Reclusa
  • La Revolucionaria, y
  • La Visionaria

 

Referencias Bibliográficas

  • Leonard L. La Locura Femenina: Un Reto Interior para el Espíritu Femenino. Centro de Estudios Junguianos. Caracas. 1999.