“No me dejes suplicar que se calme mi dolor sino que tenga ánimo para dominarlo.
Concédeme no ser un cobarde pero déjame sentir
que tu mano me sostiene en mi fracaso”
Rabindranat Tagore
La Eutanasia es un procedimiento que se fundamenta en acortar voluntariamente la vida de quien, presa de grandes sufrimientos debido a una enfermedad incapacitante, la solicita.
La Sociedad para la Eutanasia fue fundada en Inglaterra en 1935. Sin embargo, existen hechos históricos que comprueban que se practicaba desde mucho antes. En Esparta, sacrificaban a los niños con malformaciones; los bretones, aniquilaban a los individuos con afecciones incurables; los hindúes eran ahogados en el Ganges, y Platón preconizaba el establecimiento de medidas disciplinarias en torno a la protección de los sanos de cuerpo y alma, mientras que se debía dejar morir a los que no lo fueran.
Tampoco debemos olvidarnos de Hitler, quien dio motivos para la creación de un nuevo tipo de Eutanasia: la Eutanasia eugénico-económica. El primero de septiembre de 1939 Hitler emirió un siniestro decreto – como todo lo proveniente de él – en el cual exhortaba a “ciertos médicos” a identificar personalmente – para proceder a su terminación – a las personas que luego de un “profundo” examen médico (aspecto o nombre de hebreo), fueran declarados incurables. Así borró del mapa a millones de inocentes. Este tipo de Eutanasia es una forma impropia en su aplicación, ya que para un régimen desprovisto de escrúpulos constituye un medio, en apariencia legal, para acabar con sus opositores.
El Drama Eutanásico
Hay quienes denominan a la Eutanasia “el Drama Eutanásico”, porque se han dado casos que han conmovido a la opinión pública, casos en los cuales, el “acto criminal” fue realizado por parientes o por personas allegadas al paciente, quienes prescindiendo de dogmas éticos y sin otro intento que el deseo de abolir el dolor de seres queridos, llegaron a la realización de actos atroces. Estos han sucedido en otros países, pero no en Venezuela. Citaré sólo uno de ellos: “en 1950 un estudiante estadounidense de 21 años disparó un balazo a su padre, postrado por un cáncer generalizado”. Ante éste y otros casos semejantes hubo indulgencia de parte de los poderes judiciales.
La Ley ante la Eutanasia
En la doctrina tradicional, la admisión expresa de la impunidad del homicidio eutanásico es decididamente minoritaria. La mayoría de los códigos penales vigentes, adoptan alrededor de este asunto una posición intermedia, de atenuación especifica en los supuestos de muerte piadosa, pero sin llegar a la legalización o justificación.
No sé si se trata de un miedo por lo desconocido o un temor por revolucionar lo ya pautado y establecido. Lo cierto, es que toda esta indecisión, hace sufrir a millones de seres humanos – quienes tarde o temprano han de morir – anclados a enfermedades terminales.
Posiblemente en algo sí estamos de acuerdo, y es que los avances de la ciencia han conducido al hombre de manera abrupta e inesperada a reconocer que el problema central de la medicina moderna es de orden moral.
¡Qué ironía! ¡Somos víctimas de ese monstruo llamado progreso!