Triple I es la respuesta: Impulsividad + Inestabilidad + Inadaptación
Generalmente se asocia el término sociópata (personalidad psicopática o antisocial) con la delincuencia. En muchos otros casos el término se asocia con criminales sexuales. Aún siendo frecuente que esta asociación se verifique, es bien sabido que no todos los delincuente son psicópatas.
Por regla general, la causa de reclusión de los psicópatas en clínicas psiquiátricas no se debe a que presentan un comportamiento psicopático, más bien se debe a que presentan otros tipos de problemas psiquiátricos que complican su ya desequilibrado psiquismo, por ejemplo: crisis de agitación clásica, depresión, gestos suicidas, acceso delirante, alcoholismo y toxicomanía.
Una vez resuelto su conflicto inmediato, se hace muy difícil mantenerlo dentro de la institución ya que este tipo de enfermos, generalmente elocuentes y persuasivos, manipulan al grupo promoviéndolo a sublevarse. El típico ejemplo lo encontramos en el film “Atrapado sin Salida”, en el cual Jack Nicholson funge de psicópata: él incitaba a sus compañeros a la rebelión (planificaba fugas, el robo del autobús para irse a la playa, etc.).
El psicópata, por lo general, es un enfermo cuya capacidad intelectual, o más bien su inteligencia, no se ve afectada por la enfermedad: en promedio tienen un coeficiente intelectual normal (término medio) o superior.
Las características de la personalidad psicopática, en mi concepto, son muy cuestionables. Creo que sólo a través de la observación detenida de la historia personal del paciente se puede llegar a hacer un diagnóstico apropiado.
Los textos clásicos de psiquiatría definen al sociópata como un individuo que a lo largo de toda su vida presenta serias dificultades para amoldarse a las normas de vida que impone la sociedad. La raíz última de todos sus tropiezos sociales es la “triple I”: Inestabilidad, Impulsividad e Inadaptación.
Esta “triple I” convierte la vida del sociópata en un círculo cerrado. Es decir, debido a que el sociópata es un individuo que interiormente siente un profundo malestar que se manifiesta en un continuo aburrimiento, pone en juego su impulsividad para salir del tedio: se excede en el consumo de drogas o alcohol y tiene tendencia a participar en actividades peligrosas. Su inestabilidad le impide mantener sus relaciones interpersonales y por ello cae en la inadaptación.
Esta enfermedad se observa más en hombres que en mujeres, sobre todo de los provenientes de familias disfuncionales. Las estadísticas muestran que las causas probables del comportamiento sociopático se pueden analizar a través de dos tipos de enfoque según su origen: genético y ambiental.
El enfoque genético se basa en el hallazgo de antecedentes familiares psicopáticos: se ha observado entre los familiares de este tipo de pacientes una importante proporción de alcohólicos y sociópatas entre los hombres y de histerismo entre las mujeres.
En cuanto al enfoque ambiental, se ha observado que hay más sociópatas provenientes de medios inestables y carentes de educación (abandonos, familias disociadas, rechazo afectivo, malos tratos).
La infancia del sociópata se caracteriza por una marcada indisciplina escolar y hacia sus padres. Este comportamiento se agudiza más en la etapa de la adolescencia durante la cual puede llegar incluso a cometer pequeños actos delictivos.
En la edad adulta prevalece esta conducta sólo que se extiende a casi todas las esferas de acción del individuo: tiene dificultades para mantenerse en un trabajo de manera estable (inestabilidad), hace negocios fantásticos que terminan en el fracaso, en una alta proporción se convierte en “el parásito” de su esposa o de su familia; de no ser así participan frecuentemente en actos delictivos: robos, estafas, falsificación de firmas, emisión fraudulenta de documentos, usurpación de títulos y profesiones, uso y tenencia de drogas, prostitución hetero y homosexual que podría llevar implícita el chantaje convirtiendo al “cliente” en víctima.
Su vida afectiva es igualmente inestable: separaciones, divorcios, abandonos de familia, relaciones efímeras. Por lo general, huye ante los conflictos y los compromisos con los demás. Está en constante búsqueda de nuevas aventuras que lo distraigan. No aprende de sus fallas e inexorablemente cae una y otra vez en los mismos errores, sin experimentar pena ni remordimiento (en caso de producir daño moral a alguien), no toma medidas preventivas para evitar cometer los mismos desaciertos.
Es incapaz de mantener sus logros (le cuesta proyectarse hacia el futuro). No tolera las frustraciones y al padecerlas reacciona incontrolada y desproporcionadamente. Tiene una gran capacidad para engañarse a sí mismo y a los demás y tiene tendencia a confundir lo fantástico con lo real. Es más amoral que perverso.
Como dije antes, a mí todas estas características me parecen muy cuestionables. Yo me pregunto: ¿Cuál triunfo es duradero en la vida?, ¿Quién no cae en el mismo error varias veces?, ¿Es todo drogadicto un psicópata?
Siendo tan común en nuestras sociedades el consumo – casi excesivo – de alcohol, cabe preguntarse: ¿es éste un rasgo psicopático?
Los divorcios y separaciones: no sólo se presentan en los psicópatas ¿no es acaso denominador común de nuestras sociedades?
Por ello, como expliqué antes, sólo acoplando muchos de los rasgos de la personalidad presentados estaremos en capacidad de distinguir al psicópata del individuo estable de nuestra época.