Por Lida Prypchan
El rechazo romántico es una experiencia universal y humana. Sus aspectos trágicos se conmemoran en la cultura norteamericana con recuentos sensacionales de las venganzas de las amantes publicadas en la prensa y recreadas en las películas y en las canciones de amor trágico de “rock”, “blues” o de música “country”.
Una amante rechazada cae en la trampa de conductas negativas y de patrones psicológicos de victimización, y es allí donde ella puede creer que es una heroína trágica. Pero bajo esa imagen oscura, romántica, depresiva, el rechazo tiende a desatar la ira de sus víctimas, la ira por la posibilidad de haber sido traicionada, ya que la infidelidad es uno de los mayores miedos del ser humano.
Cuando esto ocurre, la mujer loca puede surgir de la amante rechazada – a pesar de todos sus intentos para encubrir el dolor y de la pretensión de manejar la situación – e interrumpir su vida cotidiana, su trabajo y llegar al punto de afectarle el alma.
Con el corazón destrozado, consumidas por tal ira y lágrimas que apenas el alma y el cuerpo pueden soportarlo, algunas amantes rechazadas sienten impulsos asesinos hacia las personas que las han traicionado y puede sentir la urgencia de matarse. Otras se aferran a la relación después que ésta ha terminado y viven en una ilusión, poseídas por su propia fantasía.
Consumidas en el fuego del resentimiento estas mujeres se queman, en su creatividad y en el campo profesional. Otras compensan su rechazo mediante patrones obsesivos de trabajo, de comida o en la negación de sí mismas tales como la anorexia, el alcohol, las drogas, las compras o cualquier otra conducta adictiva.
Todos tenemos la tendencia de construir ideas y expectativas de nuestro amante perfecto, lo que proyectamos en la persona de quien nos enamoramos. Estos deseos se desarrollan a partir de experiencias infantiles en la relación con nuestros padres.
Si el padre de una niña se ausenta por muerte o enfermedad, o es demasiado distante o idealizado, suele tener mayor número de fantasías cuando llega a ser adulta. Puede imaginarse un hombre ideal que solo existe en su imaginación. La tarea de una psique saludable en una relación sana es romper con estas fantasías y proyecciones para lograr intimidad verdadera y una relación real.
Referencias Bibliográficas
- Leonard L. La Locura Femenina: Un Reto Interior para el Espíritu Femenino. Centro de Estudios Junguianos. Caracas. 1999.