Eso que dicen en las revistas que se baja de peso comiendo de todo es una mentira gigantesca.
Lo que sucede es que existen tantas mujeres desesperadas por bajar de peso, mujeres que han probado hasta las formas más insólitas para lograrlo, que cualquier dieta que aparezca las convence. Pero la única forma de bajar unos kilos es cuidarse teniendo la costumbre de comer lo necesario cuando se tiene apetito o, ser como esas personas que, por sufrir de anorexia nerviosa, se olvidan que existe la comida.
Sin embargo, es más frecuente ver personas que padecen lo que llamamos “hambre nerviosa”, es decir, que se desahogan comiendo, cuando tienen un problema o están pasando por una época en que se sienten muy tensos, como por ejemplo la época de exámenes; les da por comer cantidades exorbitantes de alimentos ricos en grasas.
Conozco una muchacha que cuando siente angustia se toma un pote de leche condensada. Lo que pueden haber comprobado estas personas es que la angustia no desaparece al comer, sino todo lo contrario: ahora tienen doble angustia; el problema en sí y el sentimiento de culpa por haber comido en exceso.
Si se guiaran por la lógica, muchas personas no padecerían de obesidad. Es una cuestión matemática: si uno gasta poca energía porque está todo el día sentado y se sobrealimenta, no puede esperar estar delgado. En la misma lógica, si uno para vivir gasta escasa energía y come poco o proporcionalmente con su consumo energético, estará delgado aunque con la carne flácida.
Por lo tanto, se deduce que para estar delgado, si su problema no es glandular, uno deberá guardar una cierta proporción entre gasto de energía y consumo de alimentos. Y para mantenerse con un cuerpo firme, lo más recomendable es hacer ejercicio constantemente.
Acerca de dietas, se ha escrito de todo. No solo se escriben artículos en las revistas sino que prácticamente es el tema principal de las mujeres. Y aquí es donde las mujeres demuestran sus dotes de inversión. Es cierto que se han hecho pocos descubrimientos para mejorar la humanidad, pero, entre ellos, están las más variadas dietas. Dietas como: la dieta del agua, la de la naranja, la de la piña, la de los 5 días, la de la novia de Superman.
Pero lamentablemente ha sido un aporte cuyos resultados son a corto plazo porque no se extermina de raíz el principal problema de la obesidad: el vicio de la comida, ese comer por placer aunque las personas ya estén satisfechas. Y para dejar este comportamiento, la única manera es acostumbrarse a comer lo necesario, en el momento en que nuestro organismo nos lo pida y comprender que la angustia no la resolvemos comiendo.